miércoles, 21 de noviembre de 2012

Nadando en la mierda

Lo que me pasó ayer en el baño de un “lujoso” edificio me sirve para retratar lo que siento. No es que lo sienta hoy. No es una sensación que se me está revelando ahora, es algo con lo que vengo cargando hace mucho, muuuucho tiempo. Hoy siento que tengo que escribirlo, compartirlo, abrirlo, abatirlo, escupirlo, exorcizarlo. No es nuevo. Todo el mundo sabe que esto que pasa no es novedoso, que seguramente viene de años anteriores, de gestiones anteriores. Ya no se ilusiona uno con las mudanzas (LAS) y la esperanza de los nuevos aires. La misma mierda de siempre va a trasladarse, la mierda se muda, la mierda va ocupando boxes, apoya la tarjeta y pasa por el molinete o firma una planilla con su nombre para que después nadie la revise, sea en el microcentro o en Palermo Soho.
Esas mierdas tienen reuniones, hablan por los pasillos con las otras mierdas, algunas mierdas son más chicas otras más grandes, ambas especulan, miden tus capacidades por subjetividades, por tus amistades. Esas mierdas cobran sueldos y se sienten en el derecho de opinar sobre el trabajo de uno – que ni siquiera conocen.
Las mierdas pierden la memoria y de repente no te conocen más o les sonás de algún lado. Las mierdas viven para ensuciar a los que están limpios y por eso se lesionan, se enferman, se lastiman, porque hay veces que se tragan su propia mierda contaminada.
De tanta mierda que hay una ya no sabe con quien habla. Porque duda de la persona que está en frente, de ese de al lado. ¿Esto es una mierda o no es una mierda? ¿Qué busca esta mierda de mí? ¿Qué quiere? ¿Para qué quiere que tenga esta información? ¿Será verdad? ¿Me quiere poner su mierda encima?
Y así ensucian. Van por la vida ensuciando, hablando al pedo, juntando más material para alimentarse y como un cáncer se apoderan de todo.
Hoy ya no hablo de los que no hacen, de los que no pueden, de los más débiles, de los cobardes. Hoy hablo de esos más peligrosos, esos que sonríen pero que arman y desarman, tejen y destejen atrás tuyo su mundo de mierda.
Porque cuando las posibilidades de cambios aparecen esas mierdas salen, son como las cucarachitas, y se ponen a trabajar, impidiendo que las cosas sucedan de una manera más democrática, más transparentes, sin amiguismos.
Qué inocente me siento a veces... porque qué puedo esperar de una parte que conforma un todo también plagado de soretes.
Menos mal que la panza crece, que falta menos que antes y los pies me pesan más en el pasto que en la ciudad.
Igual me propongo no olvidar que la mierda ensucia la tapa de cualquier inodoro…

1 comentario:

  1. la mierda es lo que devolvemos al medio, lo que nos sobra,
    de hecho es una acción de gracias,
    devolvemos lo que ya no necesitamos,
    la mierda, tiene entre un 25 y un 30% de nosotros mismos,
    de nuestras células que ya tampoco necesitamos.
    Yo al cagar estoy muy agradecido a diseñador inteligente,
    por haberme dado un ano, el orto de la boca, por donde vierto,
    pues no podría quedarme con todo lo que es mío,
    gracias a dios

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